10 diciembre 2007

Cristina

Tanto me hablaron de chica del terror, de las botas, de la guerra, de las torturas, de la censura, de la represión, del estado de sitio, de ellos, de los que suprimieron la libertad…
Tanto, que una de las imágenes más fuertes de mi infancia es la del 10 de diciembre de 1983, cuando fuimos con mi viejo a la Plaza de Mayo. Me acuerdo que toda la gente estaba en la calle y que mi papá estacionó el auto donde pudo. Me acuerdo que era raro porque nunca había visto tanta gente en la calle. Nunca –creo- había visto bombos, nunca había visto a las personas tan contentas, paseando como si fuera domingo (¿era domingo?) al solcito, pero todos juntos, en masa. Me acuerdo de los papelitos celestes y blancos que cubrían calles y veredas y que volaban por todas partes. Eran cuadraditos, como cortados a máquina, y los regalaban en bolsitas de papel madera. Aquello era una verdadera fiesta.
Asumía un presidente democrático, elegido por el voto popular y la noche oscura de la dictadura llegaba a su fin.
Después de ese día, creo, desde mis once años, no pude dejar de emocionarme al ver una plaza llena, aunque luego las alegrías se hayan trocado en desilusiones, en frustración, en rechazo…

Ella, de blanco y su vestido caro. Ella, que es mujer, llegó nerviosa. Quizás suceda que los hombres no sufren de nervios, no sé. Pero me alegró que lo estuviera. La escuché jurar con la voz entrecortada, y la ví apoyarse en él, su pareja de toda la vida, que literalmente, por un segundo, la sostuvo. Después ella recobró la energía y el vigor de siempre y dio un discurso impecable. Sin leer. Y es mujer, pensé, aunque siempre creí que la cuestión del género no hace la diferencia a la hora de gobernar. Que una mujer no garantiza sensibilidad, ni defensa de los más débiles. Que una mujer por si misma, como tampoco un hombre, no garantiza nada.
Pero ella, como ya lo había hecho él, habló de las Madres y las Abuelas, y el salón de pie. Ella habló de las luchas de aquellos años, y de sus proyectos de ahora. Y más que convencerme o creerle volví a pensar en aquellos años del terror de los que no tengo más que recuerdos borrosos y relatos terribles. Volví a pensar en esos otros años en que las Madres no pisaban el Congreso, en que las Abuelas no aplaudían. Me sentí, de alguna manera, tibiamente tranquila.

Cristina se emocionó varias veces. Y después de todo es mujer. Quizás de nada vale convencerse de que eso significa algo más que ese simple gesto. Le doy mi confianza no sin restricciones porque estoy convencida de que son ellos –una perspectiva, una posibilidad de crecer en igualdad-, o los otros, los del horror y los de los años sin ver a las Madres.
Después volví a ver la multitud. Otra vez es diciembre y el sol cae despacio sobre la plaza de Mayo, repleta. En el escenario canta Mercedes Sosa, y después otros músicos la acompañan con las estrofas de una de las canciones que más escuchaba yo en aquella época, de preadolescente.

la vida es un libro útil
para aquel que puede comprender
tengo confianza en la balanza
que inclina mi parecer

Ella, mujer, fuerte y enérgica, lúcida y clara. Ella y su vestido y su maquillaje. Ella y él. Ella, el símbolo de lo menos malo. Pero de lo menos malo muy lejos de lo malo. Ella y la esperanza. Ella y –otra vez- el futuro. Le explico a mis hijos quien es el vicepresidente de la Cámara de Diputados, quienes son los senadores, por qué juran los ministros. Ella y sus palabras. Ella y la plaza. Y la otra, la de hace 24 años. El pasado. El futuro. El país. La música y las banderas. Ahora es mi hija la que tiene once años. Y me deslumbro, me emociono como aquella tarde. Es 10 de diciembre otra vez, y otra vez quiero creer.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Estoy viendo en la tele a vuestra Cristina con nuestro Rajoy.

No os creáis nada de lo que dice ese señor. Es un especialista en darle la vuelta a la verdad, hasta que parece otra verdad

Nat dijo...

Por definición no se le cree a un político en campaña ¿verdad?...

Pero mucho menos le creo a uno que ha declarado "compartir valores", con el jefe de Gobierno de la ciudad autónoma de Buenos Aires, Mauricio Macri.
Dime con quien andas...

Anónimo dijo...

Con Rajoy y su partido llevamos cuatro años de campaña, desde que perdieron las elecciones después del atentado del 11M.

No aceptaron entonces ese resultado y estamos terminando el mandato sin que cambien en su posición.

Claro que sus dos escuderos, Acebes y Zaplana, son aún peores....

Marcos dijo...

Natalia un abrazo cariñoso porque también se atrevieron.

Alfonso dijo...

Hola Nat. Te dejo (y les dejo a todos los que quieran entrarle en sus tierras) una invitación en mi blog.

Saludos desde Tierras Lejanas

Un fuerte abrazo, también.

Anónimo dijo...

¿De quien son estos ojos?

Nat dijo...

Uf! esteeeeeee...

Que sí, son míos (al menos eran de la Nat a la que le sacaron la foto hace unos años, que no es la misma de hoy, pero casi :)

Anónimo dijo...

Seguro que aún son los mismos. Puede cambiar el tamaño, pero no la mirada.

No hace mucho dejé esta anécdota en el blog de Veva. Copio y pego:

En cierta ocasión, coincidí con un viejo amor al que no había visto hacía más de 30 años. Si no me lo advierten, no lo hubiera conocido. Cuando se lo dije, contestó: Pues yo a tí sí, por la forma de mirar.

En un principio, me sentí halagada, pero luego pensé: ¡Cielos! ¿Es eso todo lo que queda?