Las autoridades del municipio de La Costa (provincia de Buenos Aires, Argentina), acaban de aprobar un decreto prohibiendo en todo el ámbito de su territorio los espectáculos circenses que incluyan animales. Felíz decisión, que ya ha sido tomada en innumerables lugares del mundo, y que no hace más que devolvernos a todos un mínimo de humanidad.
La medida surgió a raíz de la campaña iniciada vía internet por varios turistas que comprobaron el estado en que el circo Houdini (un circo pequeño que suele establecerse en las localidades de la costa atlántica bonarense durante el verano), mantenía a sus animales, en especial a varios tigres que habitaban unas mínimas jaulas expuestas a los rayos solares durante todo el día.
Felíz decisión, digo. Y pienso en el circo de animales marinos instalado en San Clemente del Tuyú. Promocionado como un lugar de fantasías y bajo el eufemismo de “oceanario”, el lugar no es más que un centro de espectáculos donde los que hacen el show son los animales. Cualquiera con un mínimo de sensibilidad que haya estado allí (como casi en cualquier otro oceanario del mundo), no puede haber dejado de sentir pena por las lastimosas condiciones en que se encuentren esos magníficos animales provenientes de nuestros mares.
Pero la peor parte la lleva la orca macho Kshamenk, que hace más de diez años está encerrada en una piscina de ridículas proporciones, obligada a hacer varios shows por día para “divertir” a los visitantes que pagan la costosa entrada. El imponente animal, que ya no responde como antes a los estímulos de los “entrenadores”, estuvo a punto de ser “exportado” a una empresa similar de Estados Unidos, pero las autoridades argentinas, tras la presión de las ONG’s, lo impidieron.
Las orcas son animales que en su estado natural nadan entre 100 y 200 kilómetros por día. En libertad viven en clan familiar durante toda su vida, que suele alcanzar los 80 años. Animales que necesitan de un inmenso espacio para moverse, y que como depredadores que son, se alimentan de una gran variedad de especies.
Hace exactamente seis años, cuando junto a otros periodistas del lugar realicé una serie de notas denunciando las condiciones en que vivían estos animales, y a raíz de una campaña lanzada por la Wild Earth Foundation (WEF) con sede en Chubut, el oceanario usó todas las armas a su alcance para frenar la difusión del tema.
Finalmente, el lobby de la empresa dio resultado. Así se clausuró el tema de la muerte de una orca y del pedido de liberación de la otra en los medios del partido de La Costa.
Lo cual es poco, considerando que la WEF y otras organizaciones de nivel internacional continuaron y continúan sin descanso con su campaña en defensa de estos animales.
Me pregunto ahora si este decreto municipal alcanza a “todos” los espectáculos circenses que exploten animales. ¿O para ser un “circo”, hay que tener una carpa, un payaso y un domador con un látigo?.
Y por último: en aquel momento alguien me dijo que por qué no me preocupaba por los derechos de los humanos. Y es que sí, me preocupo. Pero también creo que para mirar a los ojos con un mínimo de dignidad a nuestros hijos, y para ser más humanos, debemos dar el ejemplo de respetar la vida, también la de los animales.
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Las dos versiones sobre la historia de Kshamenk
La medida surgió a raíz de la campaña iniciada vía internet por varios turistas que comprobaron el estado en que el circo Houdini (un circo pequeño que suele establecerse en las localidades de la costa atlántica bonarense durante el verano), mantenía a sus animales, en especial a varios tigres que habitaban unas mínimas jaulas expuestas a los rayos solares durante todo el día.
Felíz decisión, digo. Y pienso en el circo de animales marinos instalado en San Clemente del Tuyú. Promocionado como un lugar de fantasías y bajo el eufemismo de “oceanario”, el lugar no es más que un centro de espectáculos donde los que hacen el show son los animales. Cualquiera con un mínimo de sensibilidad que haya estado allí (como casi en cualquier otro oceanario del mundo), no puede haber dejado de sentir pena por las lastimosas condiciones en que se encuentren esos magníficos animales provenientes de nuestros mares.
Pero la peor parte la lleva la orca macho Kshamenk, que hace más de diez años está encerrada en una piscina de ridículas proporciones, obligada a hacer varios shows por día para “divertir” a los visitantes que pagan la costosa entrada. El imponente animal, que ya no responde como antes a los estímulos de los “entrenadores”, estuvo a punto de ser “exportado” a una empresa similar de Estados Unidos, pero las autoridades argentinas, tras la presión de las ONG’s, lo impidieron.
Las orcas son animales que en su estado natural nadan entre 100 y 200 kilómetros por día. En libertad viven en clan familiar durante toda su vida, que suele alcanzar los 80 años. Animales que necesitan de un inmenso espacio para moverse, y que como depredadores que son, se alimentan de una gran variedad de especies.
Hace exactamente seis años, cuando junto a otros periodistas del lugar realicé una serie de notas denunciando las condiciones en que vivían estos animales, y a raíz de una campaña lanzada por la Wild Earth Foundation (WEF) con sede en Chubut, el oceanario usó todas las armas a su alcance para frenar la difusión del tema.
Finalmente, el lobby de la empresa dio resultado. Así se clausuró el tema de la muerte de una orca y del pedido de liberación de la otra en los medios del partido de La Costa.
Lo cual es poco, considerando que la WEF y otras organizaciones de nivel internacional continuaron y continúan sin descanso con su campaña en defensa de estos animales.
Me pregunto ahora si este decreto municipal alcanza a “todos” los espectáculos circenses que exploten animales. ¿O para ser un “circo”, hay que tener una carpa, un payaso y un domador con un látigo?.
Y por último: en aquel momento alguien me dijo que por qué no me preocupaba por los derechos de los humanos. Y es que sí, me preocupo. Pero también creo que para mirar a los ojos con un mínimo de dignidad a nuestros hijos, y para ser más humanos, debemos dar el ejemplo de respetar la vida, también la de los animales.
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1 comentario:
es obio que aunque lo allan proibido no lo van a cumplir.deberan compran un jaqueton y que se los devore a todos esos malditos.
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