Copio y pego del boletín informativo de CORREPI:
Gatillo fácil Federal en el aniversario
El 25 de mayo pasado, mientras el presidente celebraba sus cuatro años de mandato, la familia Juárez estaba en su casa del barrio de Tribunales, como cualquier familia en cualquier feriado. Visita de los hijos mayores con los nietos, charla intrascendente, unos mates, alguna factura. Cerca de las siete de la tarde, Sergio, de 19 años, dijo "viejo, me voy a juntar con los pibes". Salió. Apenas unos minutos después una vecina tocó el timbre. "Venga pronto, algo le pasó al Sergio, acá a la vuelta". Cuando Juárez llegó a la calle Lavalle al 1400 vio a su hijo tendido en el piso, cubierto de sangre. Lo atajaron policías de la 3ª. "A un boludo de la brigada se le escapó un tiro" fue la explicación. Toda esa noche y el día siguiente, los médicos trataron de salvarlo. En la mañana del 27 de mayo murió.
La versión policial, recogida en la causa judicial que el juez delegó a la fiscalía de turno, explica que minutos después de las 19:00 Mario Maidana, integrante de la brigada de la comisaría 3ª, iba -obviamente de civil- hacia 9 de Julio y Corrientes. Había sido "desplazado por la superioridad a la zona del obelisco con motivo de una movilización de hinchas del club River Plate". Cerca de la esquina de Talcahuano y Lavalle, vio una moto que "le resultó sospechosa porque tenía un calco con una hojita de marihuana". No queda muy claro cómo fue que intervino, pero lo cierto es que según el policía, el conductor de la moto, al verlo, aceleró y huyó, mientras que otro muchacho que estaba a pie salió corriendo. Maidana lo persiguió hasta Lavalle al 1400, es decir una cuadra y media, donde "el caco mostró señales de cansancio" y se detuvo. A partir de ahí hay un confuso relato de un forcejeo, en el curso del cual "se produjo un disparo del arma reglamentaria del funcionario, que impactó en la cabeza del masculino".
La autopsia reveló que el proyectil 9 mm ingresó en el cráneo del joven sobre la ceja derecha, a menos de 50 cm. de distancia, y con una leve trayectoria de arriba hacia abajo. Sergio Juárez medía más de 1,85. El policía, aclaremos, no mide 2,10 m. Curiosa trayectoria.
Por supuesto que la causa no está caratulada como homicidio, ni el policía está detenido. Lo que la fiscalía está investigando es la denuncia de un empleado de un restaurante de Corrientes al 1200 (la Trattoria Il Gatto), que dijo que le rompieron el vidrio de su Fiat 147 estacionado sobre la calle Talcahuano, y le robaron el pasacassette que había dejado sobre el asiento. Sergio Juárez, el muerto, está imputado por el robo. El Sr. Juárez se presentó esta semana como querellante, patrocinado por CORREPI, imputando al policía por homicidio calificado.
No hay armas secuestradas al fallecido, seguramente porque la suerte quiso que antes de que llegara el primer patrullero de la 3ª, pasara por el lugar un policía de la 7ª que venía de Retiro, y que sin saber que el civil armado que acababa de matar a una persona era un camarada, lo detuvo. No hicieron a tiempo a plantar nada. Nadie le preguntó todavía a Maidana porqué llevaba su arma en mano, porqué le sacó el seguro, porqué accionó la corredera para tener bala en recámara, ni porqué apretó el gatillo.
Un gatillo fácil que no ocurrió en cualquier lado ni cualquier día: fue en el cuarto aniversario del gobierno kirchnerista, en la esquina del palacio de los tribunales. No fue su autor un bruto policía provincial, sino un educado federal de una céntrica comisaría "bien calificada". Un gatillo bien kirchnerista, el mismo día que el "gobierno de los DDHH" festejaba lo bien que hace las cosas.
Es absolutamente así: cuando me cruzo con alguien preocupado por la "inseguridad", y me dice que tiene miedo que lo mate un delincuente en la calle, le digo que se preocupe, sí, pero que cambie de objetivo. Es mucho más fácil que a su hijo (o a usted mismo, por qué no) lo mate un policía, así, un día cualquiera, a la vuelta de casa.
Sigamos entonces igual. Pidamos mano dura y llenemos las calles de más y más policía. Que la policía siga matando sin razón y sin castigo, cada vez más. Un día nos tocará a nosotros, a usted, a su vecino. Quizás entonces sepamos por donde hay que empezar para vivir más "seguros".
1 comentario:
Pobre pibe, espero se aclare lo que paso y se haga justicia. Me dio curiosidad por que se llama igual que yo y tenemos la misma altura. Saludos
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