
Al profesor Juan Carlos Fuentealba lo fusiló Darío Poblete, un sargento primero de la policía neuquina que le disparó una granada de gas lacrimógeno en la nuca y que tiene dos condenas judiciales por torturas contra detenidos en
A Juan Carlos Fuentealba lo mataron Sobisch y todos los gobernantes y políticos que creyeron y siguen creyendo que la represión es la única y mejor salida para resolver las protestas sociales.
Al docente lo mataron los que siguen exigiendo mano dura y votando a los políticos de mano dura. Incluso muchos que hoy se rasgan las vestiduras porque “mataron a un maestro” y porque “los maestros son sagrados”.
A Fuentealba lo mataron también un poco los que fueron a las marchas por el asesinato de Axel Blumberg con velas y pancartas, pero que ni siquiera pensaron en moverse de sus casas cuando mataron a Kosteki y Santillán, a Walter Bulacio, a Miguel Bru, a Victor Vital, a Teresa Rodríguez, a Victor Choque, a Martín Suarez, a Camila Arjona (de 14 años y embarazada), a Oscar Humberto Aredes, Roberto Argañaraz y Agustín Olivera, a Florencia Ramirez (6 años), a Andrea Viera, a Martín Quintana, David Moreno y Sergio Ferreira, entre tantísimos otros, todos ellos asesinados por torturas o por el gatillo fácil de la policía, en diversas provincias del país.
Quizás lo hayan matado también los medios de comunicación que no se preocuparon por difundir estos casos, tan ocupados con grandeshermanos, la última pelea entre modelos y la salud de Maradona. Tal vez lo dejaron morir los sindicalistas tibios, esos que nunca están al momento de los verdaderos reclamos, esos que siempre llegan una hora más tarde.
Seguirá muriendo si el gobierno nacional continúa mirando para otro lado mientras en las calles de la mayoría de las provincias del país la policía (el Estado) sigue matando a una persona día por medio: en el país, día por medio una persona pierde la vida producto de la represión estatal (datos de
5 comentarios:
La verdad es que es aterrador escuchar a Sobisch justificar la represión, y hacer campaña durante el discurso en el que según él "aceptaba toda la responsabilidad que le correspondía". Ya conocemos esa soberbia.
Y en otro orden de cosas: no les parece una cargada (y una cagada) el falso paro de una hora de Moyano?
Fue un falso paro, y una cagada. Una cargada no: el tipo es coherente.
La cantidad de minutos que decidió parar se corresponde con lo que le importan los motivos del paro.
O no, no se corresponde. Una hora fue mucho.
¿Importa que Sobisch renuncie? No lo creo. Hay mil Sobisch haciendo cola en cada una de las gobernaciones del país. Todos dispuestos a utilizar mano dura para "serenar" a las víctimas del vaciamiento provocado por el poder económico que los manda.
Mientras haya este poder económico capaz de hambrearnos y encima hacernos creer que somos delincuentes, todos iremos muriendo. Quién se lo crea morirá, si es que ya no está muerto.
Por suerte, ni los compañeros de Fuentalba ni los 10 mil de Santa Cruz lo creyeron, a pesar de la bomba en la nuca o del asalto militar.
El poder nos esquilma y utiliza al Estado para mantenernos en raya, diciplinaditos y obedientes. Y el Estado, gobernado por Sobisch o Kirchner, acepta gustoso la tarea encomendada.
Uno lo hace con mano dura, el otro mandando la gendarmería a las escuelas para defenderlas, creído que las escuelas son edificios.
Igual que la ciencia, la educación tiene poco valor en Argentina y por eso también se desprecia a quienes se ocupan de sostenerla. Y si aceptamos el desprecio a la educación, tanto de Sobisch como de Kirchner, estamos muertos.
Natalia
Mi nombre es German, soy estudiante de Cs de la Educacion en la Univ Nac de Lujan, mediante el centro de estudiantes realizamos una publicacion gratuita, integralmente realizada por estudiantes llamada PIRCA, queria pedirte autorizacion para publicar este articulo en el numero que saldrá en Mayo. Desde ya muchas gracias
German
comisiondepublicacion@yahoo.com.ar
Germán:
Por supuesto, están autorizados.
Te mandé mail.
Saludos
Natalia
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